El caso es que según Batmanghelidj la deshidratación crónica de las células cerebrales junto a la falta de sodio y de un aminoácido esencial -el triptófano- son la principal causa de las patologías cerebrales: Alzheimer, Parkinson, Esclerosis múltiple, Ataxia cerebelosa, la depresión… La principal, no la única. De hecho hay otros factores como, por ejemplo, el exceso de aluminio en circulación dentro del cuerpo.
Una posibilidad que se fundamenta en el hecho constatado de que el aluminio está muy presente en el agua ya que hasta en las sociedades occidentales tecnológicamente más avanzadas se utiliza sulfato de aluminio en el proceso de desinfección del agua potable de las ciudades.
En el cerebro, como decimos, es imprescindible tanto un buen nivel de hidratación como de sodio en el interior de las células pues ello es absolutamente esencial tanto para la generación de la energía hidroeléctrica con la que se nutre como del buen funcionamiento de los mecanismos de neurotransmisión. Una regulación que controla básicamente un aminoácido esencial, el triptófano, que activa para ello una serie de neurotransmisores (la serotonina, la triptamina, la melatonina y la indolamina).
Pues bien, al parecer la deshidratación causa una grave carencia de triptófano en el cerebro. Y cuando eso sucede, cuando los niveles de triptófano son inferiores a lo normal -este aminoácido es muy sensible al estrés-, entra en acción un «mecanismo de seguridad»: el sistema renina-angiotensina-aldosterona (del que luego hablaremos) que induce la retención de sal y un aumento de actividad de la histamina.
Luego, con el reaprovisionamiento del triptófano al cerebro, la actividad de la histamina disminuye y el contenido de sal en el cuerpo y la presión sanguínea se normalizan con lo que todas las funciones corporales vuelven a trabajar correctamente haciendo posible la homeostasis. De ahí que sea tan importante asegurarse de reponer las reservas de este aminoácido esencial mediante los alimentos ya que el organismo no lo sintetiza.
Obviamente -añadiremos nosotros-, hay que tener en cuenta igualmente la falta de oxigenación de las células cerebrales por déficit de sangre debido a otras causas.
Por ejemplo, por la compresión patológica de las estructuras neurovasculares que en ocasiones tiene lugar en la base del cuello si afectan a la arteria vertebral haciendo que llegue un menor flujo de sangre al cerebro y dificultando el retorno venoso en la zona craneoencefálica.
Un problema que se soluciona quirúrgicamente como en nuestro país han demostrado -entre otros- los doctores José Pérez Fernández y José Luis Castillo Recarte después de numerosas intervenciones (lea el lector los artículos al respecto en nuestra web: www.dsalud.com).